jueves, 6 de octubre de 2016

4. LOS SACRAMENTOS DE SANACIÓN

SACRAMENTOS DE SANACIÓN
RECONCILIACIÓN

El perdón de los pecados cometidos después del Bautismo es otorgado a través de este sacramento llamado sacramento de la conversión, de la confesión, de la penitencia o de la reconciliación. Es celebrado todos los sábados de 3:30 p.m. a 4:30 p.m., en nuestra Iglesia o por cita. Los que se preparan para recibir su Primera Comunión, también celebran el sacramento al término de la preparación.






UNCIÓN DE LOS ENFERMOS
El sacramento tiene como fin otorgar una gracia especial al cristiano que experimenta las dificultades naturales de un estado de enfermedad grave o de vejez. Así se celebra el poder sanador de Nuestro Señor Resucitado para aquellos que entre nosotros se encuentran enfermos o muriendo
Materia: El dolor de corazón o contrición, los pecados dichos al confesor de manera sincera e íntegra y el cumplimiento de la penitencia o satisfacción. Los pecados graves hay obligación de confesarlos todos.
Forma: las palabras que pronuncia el sacerdote después de escuchar los pecados - y de haber emitido un juicio - cuando da la absolución: “Yo te absuelvo de tus pecados, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”.
Ministro(s): Presbítero (sacerdote) autorizado y/o facultado por el ordinario del lugar (obispo) para perdonar los pecados; el Obispo.
Sujeto: Toda persona bautizada que, habiendo cometido algún pecado grave o venial, acuda a confesarse con las debidas disposiciones, y no tenga ningún impedimento para recibir la absolución.
La materia remota es el aceite de oliva bendecido por el Obispo el Jueves Santo. En caso de necesidad, en los lugares donde no se pueda conseguir el aceite de oliva, se puede utilizar cualquier otro aceite vegetal. Aunque hemos dicho que el Obispo es quien bendice el óleo, en caso de emergencia, cualquier sacerdote puede bendecirlo, siempre y cuando sea durante la celebración del sacramento.
La materia próxima es la unción con el óleo, la cual debe ser en la frente y las manos para que este sacramento sea lícito, pero si las circunstancias no lo permiten, solamente es necesaria una sola unción en la frente o en otra parte del cuerpo para que sea válido.
La forma son las palabras que pronuncia el ministro: “Por esta Santa Unción, y por su bondadosa misericordia te ayude el Señor con la gracia del Espíritu Santo, para que, libre de tus pecados, te conceda la salvación y te conforte en tu enfermedad”.
Las palabras, unidas a la materia hacen que se realice el signo sacramental y se confiera la gracia.

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